La historia de la relación entre Estados Unidos y Taiwán ha estado marcada, de manera ineludible, por un tercer protagonista, China, que reclama a la isla como parte de su territorio.
El viaje a Taipéi realizado el martes por la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, ha causado conmoción en China y generado preocupación en el Gobierno de Joe Biden. Este es el último episodio hasta la fecha de un vínculo de larga data marcado por la ambigüedad oficial, los nexos informales y, más recientemente, la particular retórica del actual presidente estadounidense.
China y Taiwán, la historia ineludible para comprender el rol de EE.UU.
Entender el vínculo entre Washington y Taipéi implica, en primer lugar, remontarse a la historia de Taiwán —formalmente República de China—, fundado en 1911 luego de que colapsara la última dinastía imperial de China, como explicamos en este artículo.
Bajo el mando del Kuomintang, el Partido Nacionalista, la República de China se enfrentó en la década de 1930 y en la Segunda Guerra Mundial a los avances de Japón y al poder creciente de los comunistas chinos liderados por Mao Zedong. En 1945 logró recuperar la isla de Taiwán que había perdido ante los japoneses pero poco después, en 1949, el Partido Nacionalista fue derrotado por el Partido Comunista en una guerra civil cruenta.
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