Alfonso Martínez, alcalde de Morelia que hoy busca la reelección, ha dejado a sus gobernados en una situación crítica en uno de los temas más sensibles: la seguridad. Hace tres años, cuando buscaba la presidencia municipal de la capital michoacana, Martínez prometió una inversión millonaria en seguridad. Sin embargo, esta promesa quedó incumplida y su gestión ha estado marcada por un alarmante aumento de la violencia y la criminalidad.
Durante su mandato, se registraron 923 homicidios dolosos, el robo de autos aumentó un 32%, y las violaciones de mujeres se dispararon. Según cifras de la Fiscalía General del Estado, ocurrieron 1,400 robos a familias y los asaltos en el transporte público también se incrementaron, llegando incluso a registrarse asesinatos.
A pesar de la gravedad de la situación, la inversión en seguridad fue deficiente. Martínez no cumplió su promesa de aumentar el número de agentes de seguridad. En cambio, su gobierno permitió la proliferación de bares y centros nocturnos, lo que contribuyó al deterioro de la seguridad pública. Actualmente, Morelia cuenta con menos del 50% de la fuerza policial necesaria para cumplir con los estándares internacionales de seguridad.
La gestión de Alfonso Martínez ha dejado a Morelia en una posición preocupante. La ciudad ha regresado a la lista de las 50 ciudades más peligrosas de México, ocupando el lugar 17 en asesinatos, según la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana. Esta es una de las peores herencias de Martínez, que ahora busca reelegirse pese a haber traicionado la confianza de los morelianos en un tema tan crucial como la seguridad.
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